DIY: ¡Nos vamos de picnic!

Esta primavera está loca. Tuvimos veroño, un invierno raruno, primavera en febrero… ¡Y ahora parece agosto!

El jueves bajé a Madrid y resultó ser festivo – hasta que nos enteramos, estuvimos bastante convencidos de que había habido una amenaza zombie o fuga radioactiva -. Entre eso, el calor y que hemos empezado a preparar la queridísima piscina hinchable, me ha venido la epifanía de que sí, efectivamente, este mes de forma ineludible empieza el verano.

Y como las vacaciones chulas de verdad sólo las dan en el colegio, pero con esta climatología dudo mucho que os queráis quedar en casa ¡os propongo un picnic!

1. Lo primero es lo primero: Este tote ¡se transforma en mantita de picnic! la idea es de «Brit+co»

2. A mi lo que me va en verano es el gazpacho y este está muy rico. Es de mi medio abandonado primer blog, pero la receta sigue estando igual de buena y te lo puedes llevar en un termo fresquito: Easy Vegan

3. Sin cubiertos, no se come. Unos bocatas sí, pero ya puestos le ponemos glamour con esta idea de «Mom 4 real»

4. Esto ya es lo más: cobertores de comida. Para que seáis vosotros, y no las hormigas, quienes os deis el  festín. Lo explican en «Handmade Charlotte»

5. ¿Y dónde me siento? En estos cojines tan chulos que nos enseñan a hacer en «Ashley Hackshaw»

6. Si además te haces esta pulsera con citronela, no te pican los mosquitos.

7. Si todo falla: maletín-picnic, con césped y paisaje incluido. Si Mahoma no va a la montaña ¡la montaña va a Mahoma! O eso han pensado en «Design Sponge»

8. Y la propuesta ganchillera de este combo es ¡un chal! Que luego te lías, se te hace tarde y coges frío. El patrón lo encontráis en «Drops»

¿Qué te parece?
¿te animas a hacerte un picnic pre-vacacional?

Hoy compartimos: Carretera y Manta

Hoy Compartimos es un encuentro mensual de blogs con contenido propio, cada mes nos proponen un tema y nos juntamos todos con nuestras propuestas aquí.

Este mes el tema es calles, caminos y carreteras

Si a alguien le tengo que dedicar esta entrada, es a mis padres, viajeros incansables. Desde que tengo uso de razón, siempre han encontrado alguna excusa, para coger el coche e ir a conocer algún sitio. Cada fin de semana una carretera y un camino nuevos. Sé que un día se fueron a Roma en coche y allí mismo preguntaron por un hotel dónde quedarse. Sé que en varias ocasiones se acercaron a Madrid desde León y decidieron continuar «un poco más» hasta Sevilla.

Las navidades pasadas mi madre me dio algo que a pesar de estar en desuso, se ha ido salvando de todas las purgas… Algo a lo que le tengo mucho cariño: una cesta de picnic de los años 60. Tenía en su día, seis servicios con los típicos platos ambarinos de duralex, e incluso un juego de café. Cuando la vi en el trastero por primera vez, ya estaba esquilmada y apenas quedaban dos tazas testimoniales de lo que algún día fue, pero me encantó.

Nunca he sabido si está en mi cabeza, o es algo que podemos percibir, pero juraría que los objetos tienen cierta vida. Esta cesta – probablemente – ha viajado más que yo.

Mi madre me la dio para que «hiciera algo con ella» y después de darle muchas vueltas he decidido hacer algo ¡recuperarla! Voy a hacerle una puesta a punto y a volver a usarla ¡como en sus mejores momentos!

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