“Máscaras y Comparsas” es el tema para Blogersando y no tenía ni idea de por dónde cogerlo ¿pero qué dibujo yo ahora? Finalmente he decidido contar mis vergonzantes carnavales, me desnudo (o me disfrazo) y lo cuento todo.
La verdad sea dicha: a mi me encanta disfrazarme. Pero más de un año me he llevado un chasco. Con 4 o 5 años celebré el primer carnaval que recuerdo. Mi madre, glamour toda ella, me compró un traje «de carnaval”, rosa y con un gorro con pompones. Todos pensamos en disfrazarnos de “algo”, pero ella no, ella pensaba en los carnavales venecianos o yo qué se. Ese fue mi primer disfraz y yo, aún hoy, no sé de qué iba.
Al año siguiente – o al siguiente- me puso el mismo traje ¡el mismo! Pero con un palmo de volantes por que lo mío era estirar de alto. Yo ya sabía de qué iba la fiesta y no me la daban. No sé si por pesada o por que realmente el traje lo sugería, pero me dijeron que iba de “copo de nieve” (he visto la peli de las Frozen y no tenía nada que ver). Así que en el cole, cuando me preguntaban de qué iba, yo decía “de muñeco nieve” (lo del copo se me escapaba) y me miraban raro. Pero, total, me había ido a vivir a Sevilla ¿y qué sabían ellos de nieve?
Otro año, me disfrazó de “La primavera” poniéndome flores de fieltro por el pelo… Se refería a la primavera de Botticelli, y yo tan contenta. Decir que era «la primavera» era más defendible que lo del muñeco de nieve.Por suerte mi madre descubrió el maravilloso mundo de los trajes de alquiler, y empecé a vestir disfraces menos abstractos. Diré que un día apareció con un traje que era “monísimo” y que consistía en un maillot negro con rabo de conejo, un cuello de tul y unas orejas. En fin, que eran los 90 y yo era de llevar camisas de franela muy (muy) anchas. Plena pre-adolescencia, no tenía ni idea de qué iba disfrazada, me negué a ponerme las orejas y me escondí por el parque.
Extra: estuve trabajando en Port Aventura de manipulador de personaje. En Halloween nos ponían un traje de “Fantasma” al que llamábamos “la mierda” (era exactamente como las cacas de los dibujos, pero blanca). Y me tocó una vez.
Claro que he tenido carnavales muy divertidos, me lo he pasado genial, me he disfrazado de muchísimas cosas y mi madre me a ayudado a disfrazarme muchas veces con más éxito. ¡Pero hoy me apetecía compartir mis vergonzantes carnavales!